Roma, 5 de diciembre de 2024. Desde muy temprano los 95 peregrinos de Cáritas Diocesana de Toledo estábamos preparados para acudir a la Audiencia Privada con el Santo Padre. Nos vestimos según marcaba el protocolo, de oscuro y camisa blanca; nos pusimos nuestros trajes y vestidos y salimos de las residencias nerviosos y casi sin creernos qué es lo que iba a pasar horas después. Llevábamos meses preparando esta peregrinación a Roma, que se había organizado con mucha ilusión con motivo del 60 aniversario de la constitución canónica de Cáritas Diocesana de Toledo. Y cómo Dios siempre hace las cosas muy bien coincidió con el Día Internacional del Voluntariado. En esta peregrinación hubo una representación de sacerdotes, con nuestro arzobispo, don Francisco Cerro Chaves a la cabeza, del equipo directivo de Cáritas, de trabajadores y de voluntarios y voluntarias de la entidad, de distintas zonas de la Archidiócesis. No estábamos todos, pero sí todos los que estábamos (el número fue limitado).
Después de pasar por los controles de seguridad, de subir las majestuosas escaleras del edificio del Vaticano y de cruzar el patio que nos llevaría a la sala de la audiencia privada llegábamos sobre las 9.00 h a la impresionante sala del Consistorio donde esperaríamos pacientemente al Santo Padre, que tardó en llegar alrededor de 60 minutos. Sabíamos que llegaría pero no sabíamos en qué momento, y preparados estábamos. Cuando se abrieron las puertas entró el papa Francisco y con una sonrisa nos visualizó a todos; y todos fijamos nuestra mirada en él. Después de un sencillo saludo nos transmitió un mensaje que quedaría grabado en el corazón de cada uno de nosotros; un mensaje que sin duda alguna dejaba claro cuál es la misión de los agentes de Cáritas, de ser instrumentos de evangelización, “a través del lenguaje universal de las obras de caridad”, y nos animó a seguir adelante con espíritu de colaboración y sinodalidad; nos invitó “a ser maestros de sabiduría, de la sabiduría que el mundo necesita”. En definitiva, nos reafirmamos en nuestra misión como agentes de Cáritas.
Después de su mensaje nos saludó a cada uno personalmente. Sólo Dios sabía lo que le íbamos a decir al Papa…Unos lo llevaban muy preparado, otros lo que saliera en ese momento. Cada uno de nosotros llevaba en su corazón aquello que le diríamos al Santo Padre, o quizás no; y a cada uno de nosotros nos dijo unas palabras, entrando en conversación con nosotros si era el caso. No estaba nada preparado el mensaje ni del Papa Francisco a cada uno de nosotros, porque se notaba que los de la Archidiócesis de Toledo éramos únicos para él en ese momento. Una vez que le saludamos todos nos dio la bendición y nos hicimos la fotografía de grupo, una fotografía como la de cada uno de nosotros con él será para recordar. Unas fotografías que nos mantuvieron entretenidos los días posteriores hasta que las vimos, con la marca de agua y luego ya las descargamos. Teníamos prisa por vernos en este momento tan histórico en nuestras vidas y por compartirlo con los seres queridos.
Casi sin salir de la audiencia y ya el mensaje del Papa a Cáritas ya estaba en los medios de comunicación religiosos que se hicieron eco de esta audiencia, que sin duda alguna recordaremos siempre.
Fueron momentos únicos y difíciles de expresar porque cada uno de nosotros lo vivió en primera persona; momentos de emoción y en los que llevábamos a aquellos que no pudieron venir; a nuestras familias y compañeros y tantos voluntarios y participantes de Cáritas Diocesana de Toledo que nos habían encomendado.
Al finalizar este encuentro parecía que estábamos en “una nube”, y todos mostrábamos nuestra felicidad extrema por haber estado con el Papa Francisco, el sucesor de Pedro. Eso nunca se nos puede olvidar. Fuimos unos privilegiados y había que dar gracias a Dios por tanto recibido. Brotaba un sentimiento de profundo agradecimiento.
Sin duda alguna el encuentro con el Papa fue el epicentro de nuestra peregrinación pero no fue lo único que hicimos del 4 al 7 de diciembre en Roma, porque fueron días de convivencia, de compartir, de dialogar, de disfrutar y oración. Celebramos la Eucaristía en sitios tan bellos como Santa María del Trastévere, que presidió nuestro vicario episcopal de Laicos, Familia y Vida, don Enrique del Álamo; en la Capilla del Coro de la Basílica de San Pedro, con nuestro arzobispo, don Francisco Cerro Chaves; en la Basílica de Santa María La Mayor, con nuestro delegado episcopal, don José Luis Martín Fernández-Marcote; y en la Catacumba de san Calixto, con el párroco de Borox, don Francisco Almoguera Fernández-Gallardo.
También hubo tiempo para el turismo, para la convivencia y para disfrutar de que somos Iglesia entre todos los peregrinos. Fueron días de dar muchas gracias a Dios por todo lo vivido y de pedirle que nos ayude a ser instrumentos de la evangelización y maestros de la sabiduría en nuestros ambientes. Sólo así habrá dado fruto la Peregrinación a Roma.
Mónica Moreno Alonso
Secretaria general de Cáritas Diocesana de Toledo
MENSAJE PAPA FRANCISCO A CÁRITAS DIOCESANA DE TOLEDO. 5 DE DICIEMBRE DE 2024