Se suma al llamamiento de Cáritas África sobre una acción urgente frente a la sequía y la hambruna en el continente
En las regiones del Cuerno de África y del Sahel, millones de personas se enfrentan a la sequía y a la hambruna. Cáritas África estima que entre 15 y 16 millones de personas en Etiopía, Kenia y Somalia necesitan asistencia alimentaria inmediata. Además, las malas cosechas de cereales de este año en Níger, Mali, Burkina Faso y Chad colocan a su población en una situación muy desfavorable ante el periodo de escasez que está a punto de empezar. Sudán del Sur enfrenta su tercer año consecutivo de inundaciones, un importante repunte de la violencia intercomunitaria y una inestabilidad política que lo sitúa ante el peligro de una nueva guerra civil, mientras 8,9 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente.
“Las previsiones para este verano apuntan a que la inseguridad alimentaria y nutricional va a alcanzar niveles nunca antes vistos en diversas zonas del Sahel”, advierte Gabriela Cabrera-Serra, cooperante regional de Cáritas Española en el Sahel y residente actualmente en Burkina Faso.
Una reciente declaración de Cáritas África denuncia que “mientras la atención mundial se centra en la crisis de Ucrania, los esfuerzos por ayudar a salvar vidas en el África Subsahariana son lamentablemente inadecuados”.
La deficiente financiación global para responder a la sequía y a la hambruna se ve agravada por el impacto de la guerra en Ucrania en la cadena mundial de suministro de alimentos. Las consecuencias económicas de esta crisis bélica se suman además a la pandemia de Covid-19 y a los conflictos armados que viven diversos territorios africanos y que provoca desplazamientos forzados. Kenia y Burkina Faso compran a Rusia o Ucrania, por ejemplo, el 30 por ciento del trigo que consumen, mientras que en Etiopía representa el 40% y en Somalia el 90%.
“Los graneros nacionales están en niveles bajos, las reservas son insuficientes en los hogares
campesinos y existe una mayor dependencia de los mercados globales de alimentos, a los que la guerra de Ucrania ha perturbado disparando precios y dificultando su transporte”, precisa Cabrera- Serra.
A la escasa disponibilidad de alimentos hay que sumarle el difícil acceso a los mismos, tanto físico – debido a los múltiples conflictos violentos abiertos en la región que impiden la libre circulación de personas y mercancías-, como económico -debido al aumento de precios de la cesta básica en unas economías familiares que no han dejado de empobrecerse en los últimos años-.
“La presión sobre los escasos recursos naturales, como son las tierras fértiles, los pastos o incluso el agua, debido al cambio climático y la concentración demográfica en las zonas consideradas seguras de violencia, no hace sino retroalimentar los conflictos y poner en peligro la convivencia pacífica en las comunidades”, precisa Cabrera-Serra.
Frente a esta situación, Cáritas Española se adhiere al llamamiento lanzado por Cáritas África a gobiernos, agencias de Naciones Unidas, grupos económicos y organizaciones civiles para que contribuyan a un mayor esfuerzo político y económico, apuntalando los liderazgos locales con el objetivo de responder a la crisis humanitaria que azota el Sahel y el Cuerno de África. “No podemos seguir dando la espalda a una crisis estructural demasiado tiempo olvidada que pone en peligro la vida y el futuro de millones de personas e impide cualquier intento de desarrollo sostenible”, señala Cabrera-Serra.
Las Cáritas de los países del Sahel, con el apoyo de Cáritas Española, están llevando a cabo desde hace años diversos programas de seguridad alimentaria y nutricional, de protección y fortalecimiento de los medios de vida campesinos y de mejora de la disponibilidad y el acceso al agua en las comunidades más vulnerables y con mayores riesgos de hambruna, gracias al apoyo de sus socios y donantes, tanto públicos como privados y particulares.
De igual manera, Cáritas Española apoya a varias Cáritas de los países del Cuerno de África en su esfuerzo de acompañamiento a las poblaciones más vulnerables, tanto con actuaciones puramente de ayuda humanitaria en aquellas regiones más castigadas por los conflictos armados, como con creación y refuerzo de cooperativas agrícolas para seguir construyendo familias y comunidades cada vez más resilientes frente a los retos que supone el cambio climático y los efectos de las crisis económicas mundiales. En este momento, los esfuerzos humanitarios se centran en los territorios más afectados de Sudán del Sur, Etiopía y Kenia, donde Cáritas Española interviene a través de las Cáritas locales garantizando una ayuda de calidad enfocada además a reforzar capacidades y ofrecer oportunidades de recuperación en el corto y medio plazo.
Servicio de Comunicación de Cáritas Diocesana de Toledo