Cáritas Diocesana de Toledo, a través del Taller de Agricultura Ecológica, y la Delegación Episcopal para el Cuidado de la Creación dentro del acuerdo de colaboración que tienen establecido, han iniciado hoy la restauración ambiental en el Seminario Mayor de Toledo. Al comienzo de los trabajos ha asistido el delegado episcopal para el Cuidado de la Creación, Javier Gómez-Elvira, don Valentín Aparicio Lara, vicerrector del Seminario Mayor “San Ildefonso, don Emmanuel Calo Gutiérrez, formador del Seminario, José Luis Sepúlveda, monitor del Taller de Agricultura Ecológica de Toledo, Pablo Sánchez, monitor del Taller de Agricultura Ecológica de Illescas, y Marta Medina, concejal de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Toledo.
Esta actuación se enmarca dentro de un programa de restauración de la vegetación natural de los rodaderos de las solanas del Seminario Mayor de Toledo, en colaboración con el Ayuntamiento de Toledo, la Diputación provincial, Cáritas diocesana, la comunidad franciscana y la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
Los alumnos del Taller de Agricultura Ecológica, voluntarios del Cuidado de la Creación y del Seminario están utilizando especies nativas tales como encinas, enebros, almeces, olivos, cornicabras, espinos negros, efedras, jazmines silvestres, espantalobos, retamas, espartos, berceos, albardines y cantuesos. Todas estas especies forman parte de los hábitats más representativos que conforman el paisaje en los alrededores de la capital toledana.
Actualmente, y atendiendo a la exposición de los actuales datos científicos, a la visión ecológica de la tradición teológica católica, y a la llamada a la acción del Papa Francisco en su encíclica Laudato Si’, según indica el delegado episcopal para el Cuidado de la Creación, Javier Gómez-Elvira, es necesario tomar conciencia de la pérdida de biodiversidad en nuestro planeta, pues la velocidad de extinción de especies se ha acelerado, llegando a ser unas 1000 veces superior a la velocidad de creación de especies nuevas.
Esta pérdida de biodiversidad se debe fundamentalmente a la pérdida del hábitat, es decir, a la pérdida de los bosques, matorrales y pastizales, que provocan las crecientes presiones de todo tipo relacionadas con la actividad humana y el cambio climático. En primer lugar, se produce la fragmentación del hábitat, y después la pérdida progresiva de esos fragmentos con la extinción o migración de los seres vivos que los habitan.
Servicio de Comunicación de Cáritas Diocesana de Toledo