Hablar de Venezuela con los venezolanos que viven en Toledo es hablar de vidas llenas de sufrimiento; vidas llenas de temor; vidas inundadas de lágrimas; vidas repletas de inseguridad y de incertidumbre; pero también vidas de esperanza y de agradecimiento por todas las personas que les han acogido con los brazos abiertos. Todos viven “su duelo” en Cáritas Diocesana de Toledo porque según expresan se han desprendido de su vida y de su familia.
Juliette, de 30 años, María José, de 19 años, Carolina, de 37 años, o Sara, de 41 años. Son algunos de los representantes de los venezolanos que son acompañados y acogidos por Cáritas Diocesana de Toledo en Toledo. Venezolanos que en su país tenían una vida digna y tranquila, con su profesión de ingenieros, abogados, técnicos industriales, médicos, comerciantes, estudiantes, etc…Una vida normal hasta que llegó un momento que se hizo insostenible y no hubo más remedio que tomar la decisión de “salir de aquí”. Su normalidad se truncó por la difícil, desconocida y complicada situación política que viven y que provoca que diariamente cientos de venezolanos digan adiós a sus propiedades, a su familia, a sus trabajos y comodidades en búsqueda de paz. “Aquí en Toledo podemos respirar en paz, aunque no podamos dormir tranquilos pensando en si nuestras familias tendrán para comer hoy, si recibirán las medicinas que necesitan para su enfermedad; si estarán bien”. Todos los testimonios reflejan esta intranquilidad por sus seres queridos.
Estas cuatro mujeres que narran con lágrimas en los ojos cómo es el día a día hoy en Venezuela, en distintos estados de este país “donde tienen su familia y sus raíces”. María José llegó en diciembre de 2017 porque su padre está enfermo de cáncer y allí los médicos no le garantizaban ni la operación ni las medicinas; Juliette vino hace tres meses por la enorme inseguridad que sufría allí; Carolina llegó hace dos meses con su hija por la dificultad de encontrar tratamiento para la enfermedad de su hija y por las represiones que sufría constantemente; Sara está en Toledo desde hace ocho meses, vino a traer a su sobrina y ya no volvió a su tierra.
Todos sus testimonios trasladan las enormes dificultades que están padeciendo los ciudadanos, con falta de alimentos, de productos básicos, de artículos de higiene, de medicamentos, de luz; donde no hay dinero en efectivo; donde la inseguridad reina en las calles, y donde el miedo y las amenazas acampan a sus anchas. “Sabes cuando sales de casa pero no sabes si vas a volver”, manifestaba Sara, a lo que sus compatriotas apostillaban “por lo que hay que salir sin nada, sin teléfono, sin reloj, sólo con el pasaje del autobús, en el caso de que hubiera porque ahora sólo hay camiones”.
En Cáritas Diocesana de Toledo están pasando su duelo –porque así lo indican- con la ayuda también del Secretariado de Pastoral de Migraciones. Todos piden con angustia que en España se les faciliten los trámites para legalizar su vida, para homologar y certificar sus títulos académicos, facilitando la obtención del permiso de trabajo. “Que nos den la oportunidad de desarrollarnos porque somos personas preparadas que podemos hacer mucho bien aquí en España”, apuntaba Juliette.
“Para nosotros es muy frustrante tener que pedir ayuda monetaria porque llegamos prácticamente sin nada. Hemos salido huyendo y no hemos podido homologar los títulos. No tenemos nada, salvo la vida y las ganas de salir adelante”, afirma Carolina, que con lágrimas en los ojos recuerda que hace poco más de dos meses estaba en su casa.
Apoyo del arzobispado de Toledo
El arzobispo de Toledo, D. Braulio Rodríguez Plaza, acompañado del Equipo Directivo de Cáritas Diocesana de Toledo, mantuvo a mediados de 2018 un encuentro de unas tres horas en el Centro “Santa Teresa de Calcuta” de Toledo con más de medio centenar de venezolanos que participan en los diferentes programas de Cáritas y del Secretariado Diocesano de Pastoral de Migraciones. Don Braulio quiso acercarse a su sufrimiento, mostrando el apoyo y el consuelo de la Iglesia.
“Contad con lo todo lo que, humildemente desde la Iglesia de Toledo, a través de Cáritas, podamos hacer por vosotros. No somos dos pueblos (Venezuela y España) sino que somos miembros de un mismo pueblo, el pueblo de Dios, que nos hace hermanos”, afirmó don Braulio, tras conocer los testimonios y las historias de los hermanos venezolanos.
Cáritas Diocesana de Toledo, con el apoyo del arzobispo de Toledo, muestra su preocupación por la difícil situación que viven los venezolanos en España, encontrando apoyo y acogida en la apoyo y acogida en la Iglesia, y en otras organizaciones, como Cruz Roja o ACCEM, entre otras.
Para ayudar a estas familias, Cáritas Diocesana de Toledo ha impulsado el Programa de Emergencia para los inmigrantes venezolanos llamado “Virgen de Coromoto”, en el que se prestan ayudas de emergencia en materia de vivienda, alimentación, formación, empleo, salud, asesoría jurídica, grupo de oración, etc, coordinados por el secretario general de Cáritas, Javier García-Cabañas, y el delegado episcopal, don José María Cabrero. Este Programa ofrece un acompañamiento integral a los inmigrantes venezolanos.
De esta manera la Iglesia en Toledo abre sus brazos a los hermanos venezolanos respondiendo así a la llamada del Papa Francisco de «recibir, proteger, promover e integrar a inmigrantes y refugiados» y ante el flujo masivo de estos años de venezolanos.
Hermanos venezolanos que necesitan de nuestra ayuda y de nuestra oración.