Todos sabemos cómo ha afectado el confinamiento a nuestro día a día, y cómo aún lo sigue haciendo. Sin embargo, y aunque apenas se ha visibilizado, la situación que ha generado la COVID 19 ha tenido unas consecuencias muy directas y generalizadas en los niños. Ellos que fueron los primeros en confinarse y los últimos en salir, han visto afectados muchos aspectos de su vida agravándose su realidad en el caso de las familias más vulnerables. Uno de los ejemplos de esa afección ha sido la pérdida de hábitos y rutinas, con la consiguiente alteración de sus horas de sueño, su alimentación o su tiempo de tareas y de ocio.
Este mes de marzo, dentro del programa formativo para los padres y voluntarios de los Talleres Infantiles de Cáritas Diocesana de Toledo y bajo el título “La vuelta a los buenos hábitos”, Ángel Luque, licenciado en Psicología, con Máster en Psicología infanto – juvenil y Máster en Orientación Educativa y que, actualmente, es orientador de secundaria y bachillerato en el Colegio de Infantes en Toledo, trató de dar luz sobre este problema. “Fue una de las primeras realidades que constatamos desde el proyecto durante el confinamiento: los niños vieron alterada su ritmo diario sin poder seguir las clases, realizando sus tareas a cualquier hora y en cualquier sitio, acostándose muy tarde y levantándose muy tarde, sin apenas acceso al juego… Y todo ello con sus propias consecuencias a nivel psicológico, emocional, académico e incluso biológico”, señala la responsable diocesana del proyecto, Natividad Simal.
Esta formación, que se realizó por videoconferencia, participaron en una primera sesión las madres y padres de los menores participantes en los tres talleres infantiles que están funcionando en este presente curso; en un segundo momento, el contenido se afrontó con los voluntarios de dichos talleres, así como voluntarios de los talleres infantiles de otras ediciones que debido a la pandemia no han podido desarrollarse este curso.
El objetivo de esta formación era reflexionar sobre este efecto concreto del confinamiento, que ha producido la ruptura con todos los hábitos y rutinas preexistentes, y aprovecharlo también como una oportunidad para volver a recuperar los buenos hábitos perdidos, desechar los malos hábitos y establecer así un nuevo ritmo diario correcto y beneficioso para nuestros niños.
Ángel Luque señaló que “si a los adultos nos ha afectado esta situación, mucho más a los niños, que han visto alterado sus horas de sueño, de alimentación, de tiempo de tareas, etc”. En este sentido resaltó la importancia de los hábitos (y en concreto de los buenos hábitos) para estructurar el día y con todo ello contribuir positivamente al desarrollo del menor. Evidentemente la base es realizarlo en familia pero desde el taller infantil se busca concienciar también sobre todo esto, creando también en los niños rutinas que generen hábitos y que evidentemente, han de reforzarse en casa. De ahí la sesión doble pero con una misma temática, con el objetivo de trabajar todos juntos en pro de un bienestar mayor para los niños y niñas del taller. La coordinadora del Área de Familia, Alicia Medina, en el que se inserta este proyecto, señala que “desde el proyecto tenemos muy clara la importancia de la coordinación entre todos para conseguir una atención de mayor calidad para los niños”.
Luque, que fue voluntario de Cáritas y además ponente sobre los Taller Infantiles de Cáritas Diocesana de Toledo en la primera Escuela de Voluntariado de Cáritas Diocesana de Toledo, y que les habló no sólo como profesional o como voluntario, sino también desde su propia experiencia como padre, tras definir lo que era el hábito de lo que era la rutina, hizo una diferenciación entre buenos y malos hábitos, además de expresar los beneficios de la adquisición de buenos hábitos en los niños. Por otra parte, insistió en la identificación de hábitos esenciales en los menores como la alimentación, la higiene, el sueño, o las reglas de convivencia y ofreció unos consejos para establecer rutinas y generar hábitos.
En la actualidad Cáritas Diocesana de Toledo está desarrollando tres talleres infantiles en el Centro Sagrado Corazón de Jesús y los Salones Parroquiales de la Parroquia del Buen Pastor en Toledo, y en Torrijos, con la participación de 24 menores, y 20 voluntarios. Debido a la pandemia este curso 2020-2021 se han tenido que suspender cinco talleres que se desarrollaban en otros puntos de la diócesis, pero se sigue ofreciendo formación y recursos necesarios para que los voluntarios pueden acompañar en estos momentos de grave dificultad económica y social a las familias que acuden a cada Cáritas Parroquial.
Servicio de Comunicación de Cáritas Diocesana de Toledo