Artículo de opinión del secretario general de Cáritas, Javier García-Cabañas, con motivo del Día de la Caridad 2018
“Cuando encuentro a una persona durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese bulto es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un estorbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los políticos, y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, y reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre, a una imagen de Dios, a un hermano redimido por Jesucristo. ¡Eso es ser cristianos! ¿O acaso puede entenderse la santidad al margen de este reconocimiento vivo de la dignidad de todo ser humano?” (nº98 Gaudete et Exultate, Papa Francisco).
Estas palabras del Papa Francisco en su nueva Exhortación Apostólica, me recuerdan a los miles de católicos voluntarios de Cáritas, en concreto a los más de 2.000 que ejercen su voluntariado en nuestra Archidiócesis de Toledo. Voluntarios que han hecho una opción en su vida por devolver a los más pobres, a los descartados, la dignidad que les pertenece. Voluntarios que cada día se acercan a los más pobres, acarician sus dolores y, sobre todo, aman a los más pobres, porque en ellos está presente Jesucristo. Él es la fuente de la Caridad, de Él brota todo amor.
En estos días en los que celebramos el Corpus Christi, la fiesta de Cáritas, salimos a las calles para adorar a Jesús en la Eucaristía. O mejor dicho, es Jesús el que sale a las calles para bendecirnos y para amarnos. Fruto de ese amor, los voluntarios y trabajadores de Cáritas, estamos en las calles el resto del año para buscarle a Él, para amarle a Él y para servirle a Él, en cada uno de los pobres que acogemos y acompañamos. Porque para vivir plenamente la Diakonía (servicio de la Caridad), es necesario un encuentro frecuente con Jesús en la Eucaristía.
En la Fiesta de la Caridad salimos a las calles también para dar gracias a los voluntarios, a los socios, a los donantes y a tantas y tantas personas e instituciones que forman parte de nuestro compromiso con los más necesitados. Un compromiso que necesita y precisa de la ayuda de todos.
Desde Cáritas Diocesana de Toledo les invitamos a seguir el consejo de Santa Teresa de Calcuta, ella que vivió y conoció a los descartados, que sufrió sus dolores: “Lo más importante es que tengan un amor hondo, personal, al Santísimo Sacramento, de tal forma que encuentren a Jesús en la Eucaristía. Así podrán encontrarle también en el prójimo y servirle en los pobres”. (Santa Teresa de Calcuta).